¡Oh mano tan querida y tan querida boca para mí,

figura y noble rostro de mis hijos! <...>

¡Oh dulce abrazo, oh delicada piel y dulcísimo aliento

[de mis hijos!]
Marchaos, marchaos: pues ya no soy capaz de dirigiros la mirada, sino que soy vencida por mis males.
Y bien entiendo la maldad que voy a cometer,
pero es más poderoso mi coraje que mis razonamientos,

ese que para los mortales es el mayor causante de desgracias.

Eurípides, Medea 1071-1080

1075

1080

Texto griego

Antología griega

Traducción literal

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