Por estos motivos se hace todo con prisas y tumultos. Y no se da a los parientes de César tiempo para que le informen. <...> (I, 5, 1 ).

Se recurre a aquel extremo y definitivo decreto del Senado, adonde nunca antes se había llegado por la audacia de los senadores, salvo cuando la ciudad estuvo a punto de ser incendiada y se temió por la seguridad de todos: tomen medidas los cónsules, pretores, tribunos de la plebe y los procónsules que se hallaren a las puertas de la ciudad para que no sufra el Estado daño alguno. (I, 5, 3 ).

<...> Escapan inmediatamente de la ciudad los tribunos de la plebe y se encomiendan a César. Él estaba por entonces en Rávena y esperaba una respuesta a sus moderadísimas peticiciones, por si con algo de sentido de la justicia en sus adversarios podía darse a la situación una salida pacífica. (I, 5, 5).

Cayo Julio César  Guerra Civil I, 5, 1,  I, 5, 3  y  I, 5,

 

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Antología De Bello Civili