ARDIENDO POR DENTRO
Ardiendo por dentro
 con ira furiosa
 en la amargura
 hablo a mi corazón:
 Hecho de materia,
 compuesto de ceniza
 soy como una hoja,
 juguete de los vientos.
 Aunque, en efecto, sea propio 
 del hombre sabio
 poner sobre la piedra
 el asiento de sus cimientos,
 yo, necio de mí, me comparo
 a un riachuelo que fluye,
 que en el mismo cauce
 nunca permanece.
 Yo soy arrastrado como
 una nave sin marinero,
 como por los caminos del aire
 es llevada el ave errante;
 no me retienen lazos,
 no me retiene llave alguna,
 busco a los que son como yo
 y me uno a los depravados.
 A mí la gravedad de corazón 
 me parece cosa grave;
 el juego es agradable
 y más dulce que la miel;
 todo lo que manda Venus
 es dulce trabajo,
 que nunca habita
 en corazones cobardes.
 Marcho por un ancho camino
 como es costumbre de la juventud,
 y me enredo en los vicios
 sin acordarme de la virtud.
 Ávido de placer
 más que de salvación,
 muerto en mi alma
cuido mi pellejo.
Carmina Burana     191 , 1-40 

                                  

 

 

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Texto latino

    

 Antología latina

 

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