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[89] (3) Ordena las armas ser entregadas, los jefes ser traídos.(4) Él mismo en la fortificación ante el campamento se sienta: allí los jefes son conducidos; Vercingétorix se entrega, las armas son arrojadas. (5) Salvados los eduos y los arvernos, (para ver) si a través de éstos a las tribus recuperar pudiese, a partir de los restantes prisioneros a todo el ejército cabezas (personas) de una en una de botín con el nombre distribuye. Cayo Julio César De Bello Gallico VII, 89, 3-5 |
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