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[30] <…> Cuando, (una vez) movidos los manteletes, (una vez) el terraplén levantado, la torre lejos ser construida vieron, primero reírse desde la muralla y burlarse con voces, porque tan gran maquinaria desde tanta distancia fuese construida: pero con qué manos o con qué fuerzas especialmente hombres de tan pequeña estatura (pues a menudo para todos los galos por la el tamaño de los cuerpos suyos la pequeñez nuestra para menosprecio es) de tanto peso una torre en la muralla ellos mismos (en) poder colocar confiasen? [31] Cuando pero ser movida (la torre) y acercarse a los muros vieron, por la nueva e inusitada visión impresionados, embajadores hasta César acerca de la paz enviaron los cuales <…> a sí mismos y (las cosas) suyas de ellos a la potestad poner dijeron. Cayo Julio César De Bello Gallico II, 30-31 passim |
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