Así la mayoría, contra su voluntad, empujados y coaccionados por las voces del cónsul, por el miedo al ejército cercano y por las amenazas de los amigos de Pompeyo siguen el parecer de Escipión: que César licenciase su ejército antes de una fecha determinada; si no lo hacía, que se considerase que actuaba contra la república. Interponen el veto M. Antonio y Q. Casio, tribunos de la plebe. Inmediatamente se somete a deliberación el veto de los tribunos. Se escuchan voces tajantes; cuanto mayor es la acritud y dureza con que habla cada uno, mayores alabanzas recibe de los enemigos de César. Cayo Julio César Guerra Civil I, 2, 6 - I, 2, 8
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