[43] <...> Pero se apoderó de todos un pánico tan grande que unos decían que las tropas de Juba estaban a punto de llegar, otros que Varo se echaba encima con sus legiones y que ya veían ellos la polvareda de los que venían, cosas de las que no había nada en absoluto; otros se figuraban que la flota enemiga se plantaría allí a toda velocidad. Y así, estando aterrorizados todos, cada cual miraba por sí mismo. <...> Pero tal era la pugna por ver quiénes de entre la muchedumbre se embarcarían primero, que por el peso de tanta gente algunos botes se hundían y los demás no se decidían a acercarse más. [44] Por todo ello, sólo unos pocos soldados y padres de familia, que pudieron valerse del agradecimiento o de la compasión o que fueron capaces de nadar hasta las naves, fueron recogidos y llegaron sanos y salvos a Sicilia.

Cayo Julio César  Guerra Civil II, 43-44  fragm.

 

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Traducción literal

         

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 Antología De Bello Civili