[1.8.1] Y era ya mediodía y no aparecían aún los enemigos. Pero al llegar la tarde, surgió una polvareda como una nube blanca y al cabo de un rato como una mancha negra en la llanura, muy extensa. Y según se iban acercando, empezaba a llegar algún destello del bronce y de las lanzas, y se podían distinguir las líneas. Jenofonte Anábasis I, 8, 8 |
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