VIII

Desdichado Catulo, dejes de hacer cosas absurdas

y lo que ves haberse ido perdido consideres.

Brillaron en otro tiempo resplandecientes soles para ti,

cuando ibas a menudo adonde te guiaba una muchacha

amada para nosotros cuanto no será amada ninguna.

Allí aquellas muchas cosas lúdicas tenían lugar,

que tu querías y la muchacha no rechazaba.

Brillaron verdaderamente resplandecientes soles para ti.

Ahora ella ya no quiere: tú también incapaz no quieras

ni lo que huye perseguir ni ni vive (tú) desdichado,

sino que con mente obstinada soporta, resiste.

Adiós, muchacha, ya Catulo resiste, 

y no te buscará ni te rogará ( a ti que eres) renuente.

Pero tú sufrirás cuando (en cuanto a ) nada seas rogada.

Perversa, ay de ti,¿ qué (clase de) vida te queda?

¿Quién ahora se te acercará? ¿A quién pareceras bonita?

¿A quién amarás ahora? ¿De quién serás dicha ser?

¿A quién besarás? ¿A quién morderás los labiecitos?

Pero tú, Catulo, aguanta, decidido resiste.

                                Catulli Carmina, VIII

5
10
15

 

 

 

Antología latina
 

Texto latino

Inicio

 

Traducción literaria