[28] (1)  Una vez expuestas estas opiniones, deciden que los que por su salud o por su edad sean inútiles para la guerra salgan de la ciudad. <...> (3) Los mandubios, que los habían acogido en su ciudad, son obligados a salir con sus esposas e hijos. (4) Éstos, cuando estuvieron cerca de las fortificaciones de los romanos, llorando suplicaban desesperadamente que les socorriesen con comida, aunque fuera haciéndolos esclavos. (5) Pero César, después de colocar soldados de guardia en la empalizada, impedía que fueran acogidos.

Cayo Julio César  De Bello Gallico VII, 78, passim

 

 

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Antología De Bello Gallico