[46] (4) Los soldados, una vez dada la señal, llegan rápidamente a las fortificaciones y tras rebasarlas se apoderan de tres campamentos; (5) y fue tal la rapidez con que los tomaron que Teutomato, el rey de los nicióbriges, acorralado de improviso en su tienda apenas pudo librarse, tal como se había echado a descansar, desnudo de cintura para arriba, con el caballo herido, de las manos de los soldados que venían saqueando.

Cayo Julio César  De Bello Gallico VII, 46, 4-5

 

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Antología De Bello Gallico