[4.7.13] Entonces ciertamente
terrible era la visión. En efecto, las mujeres arrojándo a los hijitos después a sí mismas
se arrojaban. Y los hombres de la misma manera. Entonces
ciertamente también Eneas el estinfalio capitán viendo a uno que corría como que
iba a arrojarse a sí mismo teniendo un hermoso ropaje lo agarra como que iba a
impedir. Él (lo) arrastra y ambos se iban rocas abajo llevados y murieron. De allí
personas pocas fueron cogidas, bueyes en cambio y burros muchos y ovejas.
Jenofonte
Anábasis IV 7, 13-14
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